Un 30 de mayo de 1431;
muere en la hoguera
Juana de Arco…
Heroína y Santa
Patrona de Francia…
Felipe de Jesús Estrada Ramírez.
Cronista de la Ciudad…
Juana de Arco también conocida como Santa Juana de Arco o como la Doncella de Orleans, fue una heroína nacional de Francia. Lideró al ejército francés contra las tropas inglesas en la Guerra de los Cien Años. Con su ayuda Carlos VII de Valois logró coronarse como Rey de Francia.
Juana era una mujer campesina de las más humildes, logró encabezar el ejército francés con apenas 17 años de edad. Afirmaba que la voz de Dios la guiaba hacia la batalla. A lo largo del tiempo han surgido muchas posibles explicaciones para las voces que oía, desde la esquizofrenia hasta la astucia, o bien un profundo sentir religioso.
Se recuerda a Juana de Arco como una heroína y un ejemplo de la emancipación de la mujer de sus roles sociales tradicionales. Además fue empleada frecuentemente como inspiración para las tropas francesas durante la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Juana de Arco nació en la villa Domrémy, actualmente Domrémy-la-Pucelle en su honor, al noreste de Francia. Se ignora la fecha exacta, ya que en la época no existía un registro de los nacimientos, especialmente para los plebeyos. En su interrogatorio a manos del clero, el 21 de febrero de 1431, afirmó tener “alrededor de diecinueve años”, lo cual supondría que nació en 1412.
Su nombre de nacimiento era Jehanne, y en su pueblo le decían Jeannette (“Juanita”). Era hija de Jacques Darc. Sin embargo, el apellido con el que se conoció a Juana fue D’arc. Esta modificación es probablemente una referencia a su origen en Arc-en-Barrois o Art-sur-Meurthe, pueblos muy cercanos.
Su madre fue Isabelle Romée, sobrenombre de Isabelle de Vouthon, y era la menor de tres hermanos mayores. En su familia no pasaban necesidades, ya que su padre poseía tierras cultivables y detentaba cargos públicos en el pueblo. Sin embargo, distaban mucho de ser nobles o acaudalados.
Según la propia Juana, desde los 13 años se le manifestó la voz de Dios, cuando se hallaba en el jardín de su padre. Dicha voz provenía del costado de la iglesia y emanaba además una enorme claridad, razón por la cual, a pesar del miedo, Juana comprendió que era de inspiración divina. La voz empezó a hablarle dos o tres veces a la semana, aunque ella no siempre lograra comprender su mensaje. Finalmente la voz le instruyó sobre su cometido en la vida, que era levantar el asedio de Orleans y restablecer el trono de Francia.
Estas voces fueron posteriormente identificadas por Juana como las de Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita de Antioquía, dos de las santas más veneradas por el catolicismo de la época. La primera voz en contactarla, en cambio, había sido de San Miguel Arcángel.
Las voces de Juana la llevaron a romper el asedio que aquejaba la ciudad desde 1428. Para ello acudió a Robert de Baudricourt, comandante de una guarnición francesa, para solicitar una pequeña escolta que la llevara a hablar con el Delfín, a quien debía dar un mensaje secreto dictado por las voces. En esa época existían rumores que vaticinaban la salvación del reino por parte de la Virgen de Lorena mediante una mujer la hija póstuma del Rey Carlos IV, ya difunto. Gracias a estas creencias populares y su insistencia Juana logró su cometido: vestida de hombre, fue llevada a través de territorio hostil a ver al príncipe.
Luego de que distintos sacerdotes y teólogos la examinaran, el príncipe terminó por confiar en la divinidad de las voces de Juana. Le entregó un ejército de 5,000 hombres, con el objetivo de levantar el asedio de Orleans, una de las principales ciudades del momento. Hay distintas versiones respecto al rol de Juana en el asedio. Algunos historiadores dicen que sostuvo el estandarte y alentó la moral de las tropas; otros dicen que combatió ferozmente junto a sus hombres.
Habiendo consolidado su vocación, Juana fue puesta a la cabeza del ejército francés, que inició entonces su primera campaña ofensiva en más de una generación: la Campaña del Loira. Luego del levantamiento del sitio de Orleans, esta campaña conquistó los principales puentes sobre el río Loira. La importancia de los puentes se debía a que, al controlarlos, el ejército podía impedir que el enemigo comunicara sus dos frentes. Así, el territorio francés estaba dividido en dos. Cada puente presentó su propia batalla: la batalla de Jargeau (11 y 12 de junio de 1429), la batalla de Meng-sur-Loire (15 de junio), la batalla de Beaugency (16 y 17 de junio) y la batalla de Patay (18 de junio).
Con la coronación de Carlos VII las proezas de Juana alcanzaban su punto máximo: Entre las misiones divinas de Juana estaba acompañar al Delfín a Reims, en donde debía coronarse como Rey legítimo de Francia. La misión era peligrosa, ya que todo el camino estaba sitiado por tropas borgoñonas. Sin embargo, la fama de la Doncella de Orleans era ya tan grande que las poblaciones a su paso se mostraron afectas al Delfín, temerosas de las proezas militares de Juana. El camino implicó sitiar a Troyes, y siguiendo los consejos de Juana, se hizo del 5 al 10 de julio, cando los borgoñones se rindieron. Así, el 17 de julio el Delfín estuvo en Reims y las proezas de Juana alcanzaban su punto máximo. Tras la coronación, se firmó una paz temporaria con los borgoñones y las tropas del nuevo monarca marcharon sobre París. El control de la capital era necesario para legitimar el poder del rey. Sin embargo, el asedio fue un completo desastre y las tropas reales se retiraron el 10 de septiembre, con Juana herida por una flecha en un muslo.
Desoyendo las voces de Juana, el Rey ahora cambió de estrategia. Buscó la paz con los borgoñones para hacer frente conjunta a los ingleses. Esta estrategia debilitó enormemente al ejército francés. La tregua se rompió en 1430 y Juana retomó el mando de las tropas. Su última victoria fue en abril de ese año.
Finalmente, en Compiègne el 23 de mayo, las tropas francesas fueron sitiadas por un ejército tanto inglés como borgoñón. Allí Juana fue capturada.
Juana de Arco fue ejecutada en la plaza del Viejo Mercado de Ruan: Juana fue encarcelada y acusada de herejía. Se la sometió a rigurosos interrogatorios frente a casi ciento veinte acusadores. Fue hallada culpable de más de setenta cargos, incluido el de “invento de falsas revelaciones y apariciones divinas” y el de vestir como un hombre.
Fue sentenciada a morir en la hoguera, ejecución que tuvo lugar en la plaza del Viejo Mercado de Ruan el 30 de mayo de 1431.
Frases de Juana de Arco:
*Jamás cometí pecado mortal. Porque en tal caso mis voces me lo hubieran reprochado, mis Espíritus me hubiesen desamparado.
*Sobre Jesucristo y la Iglesia, simplemente sé que son sólo una cosa, y no deberíamos complicar el asunto.
* Sólo a Dios me remito. Y en lo que toca a mis visiones, no acepto el juicio de ningún hombre.
*Yo tenía trece años cuando escuché una voz.
* Si alguna vez me escapo, nadie me reprochará haber quebrantado o violado mi fe, sin haberle dado mi palabra a nadie, quienquiera que sea.
* ¡Ay! ¡Que mi cuerpo, limpio y completo, nunca ha sido corrompido, hoy debe ser consumido y quemado en cenizas!
* Del amor o el odio que Dios tiene por los ingleses, no sé nada, pero sé que todos serán expulsados de Francia, excepto los que mueran allí.
* Dices que eres mi juez. ¡No sé si lo eres! Pero te digo que debes tener mucho cuidado de no juzgarme erróneamente, porque te pondrás en gran peligro.
* La luz llega al mismo tiempo que la voz… no se los contaré todo; no me he ido, mi juramento no concede eso.
* Es cierto que deseaba escapar; y de esta manera lo deseo todavía; ¿No es esto legal para todos los prisioneros?
* Esa voz me decía que yo levantaría el asedio de Orleans: Tú debes salvar a la nación y al rey.
* Mis voces me dicen: No temas, responde con atrevimiento, que Dios te ayudará.
* Trabaja como si con sólo tu trabajo pudieras alcanzar la meta.
* La ropa no hace a la gente.