
Los británicos sufrieron el mayor golpe logístico de toda su historia .El convoy, compuesto por 55 buques artillados, además de la escolta, navegaba en la madrugada del 9 de agosto a 60 leguas al oeste del cabo de San Vicente, cuando una fragata española lo avistó, informando al «Santísima Trinidad», buque insignia de Córdova y el mayor de su época.
A las 4 y media de la mañana los británicos descubrieron a la potente flota española cayendo sobre ellos. El comodoro Montray, jefe de la escolta inglesa, decidió poner pies en polvorosa, abandonando a su suerte al convoy de 55 buques artillados, algunos con hasta 30 cañones. Los buques británicos, una vez alcanzados, se entregaban sin oponer resistencia. Poco podían hacer. El desastre inglés era total.
