


Resistir y negociar. Las autoridades de Ucrania aceptaron el domingo negociar con Rusia para detener la invasión y el sufrimiento de su pueblo, lo que ha abocado a un previsible comienzo de las contactos en la mañana de este lunes, pero la guerra sigue y, según avanzan los días, crece el ánimo entre la tropa y de los propios ucranianos de que podrán frenar el avance enemigo.
Según las autoridades, las tropas regulares rusas no han podido ni entrar ni asentarse en ninguna ciudad importante del país, sea Kiev, Járkov, Odesa (mar Negro) o Mariúpol (mar de Azov) en cuatro días de ofensiva en todos los frentes.
De forma paralela a los combates en las calles, siguen las sanciones internacionales contra el gobierno de Vladímir Putin: la Unión Europa (UE) ha decidido por primer vez en su historia, organizar y financiar, con 500 millones de euros, el aprovisionamiento de armas en una guerra en un país tercero, después del decisivo acuerdo de excluir a algunas entidades rusas del sistema financiero SWIFT, o el anuncio de Alemania de un incremento del gasto militar. Frente a las sanciones, Rusia ha recurrido al argumento de la disuasión nuclear.
Con decenas de miles de refugiados saliendo a países vecinos, la UE está a favor de activar la normativa que permite conceder protección temporal en el conjunto del bloque a todos los desplazados como consecuencia de la guerra.
Este mismo lunes llegarán a al aeropuerto de Barajas los españoles evacuados de Ucrania, en una jornada en la que volverá a reunirse el Comité del Gobierno que analiza y hace seguimiento de la situación provocada por los ataques de Rusia.
Y también hoy se prevé que comience la sesión especial urgente sobre Ucrania de la asamblea general de la ONU -el órgano en el que se sientan los 193 Estados miembros de la organización-, convocada el domingo por el Consejo de Seguridad. EFE



