Álvaro Filgueira. suiteinformación.– Donald Trump no es el primer líder que, elegido democráticamente, acaba actuando como un dictador. La historia está llena de ejemplos de líderes que, una vez en el poder, recurren a tácticas autoritarias para imponer su voluntad. ¿La diferencia? Trump lo hace bajo la bandera del “América First” mientras replica métodos de autócratas como Vladimir Putin o Kim Jong-un, usando la fuerza, la desinformación y el culto a la personalidad como herramientas de gobierno.
Migrantes a Guantánamo: represión con sello Trump
En su nueva cruzada contra la inmigración, Trump ha decidido que miles de migrantes sean enviados a Guantánamo, la misma base naval donde EE.UU. ha retenido a sospechosos de terrorismo sin juicio previo. Ahora, este limbo legal será utilizado para mantener a personas cuyo único “delito” ha sido buscar una vida mejor. ¿Diferencias con otros regímenes autoritarios? Pocas.
Esta medida recuerda las cárceles de reforma en Cuba, donde el régimen encierra a disidentes políticos y jóvenes considerados “problemáticos”. Pero aquí no hablamos de un dictador comunista: hablamos del expresidente estadounidense, el mismo que dice defender la libertad y el estado de derecho.
Mentiras, manipulación y amenazas internacionales
Otro rasgo común de los regímenes autoritarios es el uso sistemático de la desinformación. Trump ha insistido en teorías falsas sobre la guerra en Ucrania, sugiriendo que la UE y la OTAN buscan “provocar” a Rusia, cuando en realidad fue Putin quien invadió un país soberano. Para colmo, en Naciones Unidas, EE.UU. se alineó con Rusia, Bielorrusia y Corea del Norte al votar en contra de una resolución que exigía la retirada de las tropas rusas de Ucrania.
Además, su estrategia de presión económica tampoco dista de la utilizada por otros líderes autoritarios. Impuso un arancel del 25% a productos europeos y justificó la medida con una afirmación digna de propaganda: “La UE fue creada para fastidiar a Estados Unidos”. Un argumento simplista, sin base real, pero efectivo para alimentar el nacionalismo económico que tanto le gusta a sus seguidores.
Un video que lo dice todo: Trump como dios dorado
El delirio autoritario de Trump alcanza su máxima expresión en un video que publicó en su red social “Truth Social”. En él, aparece una estatua dorada de sí mismo, con dimensiones colosales, como un dios moderno. A su lado, Elon Musk es representado bajo una lluvia de billetes, mientras aparecen mujeres con barba en bikini y un mensaje implícito de dominación y superioridad.
El video, que pretende ser irónico, en realidad deja al descubierto el culto a la personalidad que Trump ha fomentado. Los comentarios en su propia red social son demoledores: “Esto es una herejía”, “Te crees Dios”, “Repugnante e insensible”.
¿Quién frenará la deriva autoritaria?
Con el Reino Unido fuera de la UE, Europa se queda sin su aliado histórico, que siempre ha jugado a dos bandas para evitar verse perjudicado. Ahora, la Unión Europea es el único bloque democrático con capacidad real para hacer frente a la amenaza de un Trump sin frenos.
El problema de fondo no es solo Trump. Es la tendencia mundial a idolatrar a líderes que desprecian las reglas democráticas cuando no les convienen. Ya sean de derechas o de izquierdas, populistas o comunistas, los dictadores se parecen más de lo que creen. Y si el mundo no reacciona, pronto podría ser demasiado tarde.