- Productos de primera necesidad, compresas, comida o agua, es lo más demandado por los afectados de las inundaciones
- «Como los servicios están colapsados, les vamos a llevar cosas para que aguanten un par de días más», comenta un vecino
- Teléfono de atención a familiares de desaparecidos: 900 365 112 | DANA, última hora de las inundaciones y víctimas
RTVE.- «Mad Max’ o incluso una película de Marvel: estas son las comparaciones más repetidas por quienes cruzan uno de los dos puentes que conecta el barrio de La Torre, una de las pedanías afectadas por las devastadoras inundaciones de Valencia, con el barrio de San Marcelino. Desde primera hora de este viernes, miles de personas armadas con cubos, palas y carros hasta arriba de alimentos han salido de sus casas y han cruzado esta pasarela para poder distribuirse por los municipios afectados: Sedaví, Alfafar, Paiporta, Picanya, Albal y Catarroja, entre otros.
«Tengo unos amigos en Alfafar que lo han perdido todo. Estoy tratando de ayudar en todo lo que puedo, llevándoles agua, herramientas, algo de comida. Cualquier cosa para echarles una mano«, explica uno de los voluntarios.
Este pasado miércoles, la imagen del barrio era de un contraste absoluto: por un lado, personas cubiertas de barro que llevaban horas caminando desde pedanías cercanas a Valencia, como Alfafar, Sedaví, Massanassa y Catarroja, en busca de agua, comida o un lugar donde cargar sus móviles y poder contactar con sus familiares, muchos de ellos desaparecidos; y por otro, gente que iba a la peluquería o que había salido a correr.
Muchísimas personas han estado pidiendo ayuda de forma constante durante todo el día y la noche, ante tanta desesperación y necesidad. El Bar Prieto, el primer comercio que la gente se encuentra al cruzar el río Turia, permaneció abierto más de 40 horas en esa primera noche tras la tragedia para que todas esas personas, sin luz, comida ni agua, pudieran cargar sus móviles y contactar a sus familiares, muchos de ellos desaparecidos. «Desconectamos las máquinas para que pudieran cargar sus móviles», comentaba Juan, el gerente del establecimiento. La frase más repetida durante esa larga jornada de trabajo fue «tranquilo, ya me lo pagarás luego».
Las redes sociales, un canal solidario
Al salir del bar, un cartel con otra dirección cercana anuncia «Alimentos y enseres de primera necesidad», junto con la ubicación de la Falla José Soto Micó, en la calle Sindicó Mocholí. Alrededor de 15 voluntarios se turnan dentro y fuera del local para guiar a quienes no tienen a dónde ir, ofreciéndoles un espacio en el casal para comer y descansar. «Vivimos al otro lado del puente y vimos a todas las personas afectadas que lo han perdido todo; incluso hay quienes han perdido a sus familiares, así que decidimos ayudar», cuenta Alba, fallera del casal Soto Micó.
A través de redes sociales, hicieron una llamada para recolectar comida y artículos de primera necesidad, como compresas, zapatos y calcetines. «Los vecinos del barrio han respondido, y estamos logrando que la gente colabore. Además, aquí hay una finca con piscina y un club social, donde han habilitado duchas», explica Alba.
La ayuda llega gracias a solidaridad de los vecinos
En flujo de personas que cruza este puente de 200 metros sobre el Turia es constante; muchos llegan en busca de alimentos o linternas para sus familiares y vecinos, quienes, sin comida ni luz en sus casas, no pueden salir a comprar. Paula y Pedro han caminado desde Benetúser, a unos cuarenta minutos de San Marcelino, con la intención de llevar pan a sus vecinos. «Hemos comprado pan y pilas para las linternas porque estamos sin luz desde el miércoles», relata Paula.
La imagen de escobas, palas y carros llenos de comida y agua se repite durante toda la mañana. Norberto lleva más de una hora caminando desde la frontera entre Massanassa y Catarroja y ahora regresa con un carro lleno de potitos y productos de primeros auxilios para su familia y vecinos. «Como los servicios están colapsados, les vamos a llevar cosas para que aguanten un par de días más. Mi hija y los vecinos nos han hecho una lista de necesidades. En total, hemos gastado más de 100 euros solo en productos básicos», cuenta el vecino.
A su lado, su cuñado Rafael, cargado con un rastrillo y una garrafa de agua, comenta: «También venimos de la cooperativa San José del Pux. El hombre se ha portado muy bien y nos ha dejado todas las herramientas a un precio muy bajo porque sabía que íbamos a ayudar.»
La solidaridad no solo ha llegado a este barrio, muchos puntos de la ciudad y organizaciones se han volcado para ayudar a todas esas personas que han perdido todo, pero el trabajo será largo, ya que en muchos puntos siguen aún con las labores de rescate.
Asociaciones valencianas organizan recogidas
A través de la Federación de Asociaciones Vecinales de Valencia (FAVV), y con la colaboración del Ayuntamiento, multitud de entidades se han puesto de acuerdo en la recogida de comida y otros enseres básicos, que llevarán a las zonas afectadas. La Asociación Vecinal de Benimaclet, que acaba hace unos días de cumplir 50 años, es uno de los cinco puntos establecidos para la recogida. Desde su local, Amparo Cifre se encuentra organizando el aluvión de alimentos y productos de higiene básica que están recibiendo.
«Estamos por encima de nuestras capacidades y nos han tenido que abrir la peluquería de al lado para poder guardar las cosas«, comenta esta vecina. Piden alimentos no perecederos, productos de higiene, garrafas de agua o cajas vacías en buen estado. «Hay gente que viene con poco y gente que viene con carros del supermercado llenos», añade Cifre.
Donde tampoco están dando abasto es en la Asociación Vecinal de Patraix. «Somos una entidad de barrio histórica y llevamos mucho tiempo ayudando en momentos críticos». El cupo de voluntarios para empacar lo ha cubierto en pocas horas y para este fin de semana tiene una lista de hasta 60 personas.
«Aún hay mucho que hacer en el lugar del siniestro y tienen que estar los cuerpos de seguridad trabajando para que luego los voluntarios podamos ayudar», recalca este vecino, que considera que en estos momentos es fundamental la coordinación.
Un camión del Ayuntamiento se está acercando por cada uno de los puntos para ir haciendo acopio de lo recogido. «Ya lo están llevando a las alcaldías de las pedanías afectadas para que los vecinos puedan recogerlo», explica la presidenta de la Federación Vecinal de Valencia, María José Brosetas. Estarán varios días recogiendo en función de las necesidades de las personas afectadas.
«La respuesta de la gente ha sido una pasada»
«La sensación es un poco de incredulidad, porque nadie se esperaba que la riada dejara tantos muertos», comenta José Bordes. Este profesor de historia forma parte de un grupo de voluntarios volcados en ayudar en municipios como Paiporta o Picanya.
En la plataforma Círculo Internacionalista, estudiantes y trabajadores, están ofreciendo su ayuda en labores de limpieza y de distribución de agua. Sin embargo, su afán por ayudar comenzó mucho antes de esta tragedia. Durante la pandemia del 2021, varios miembros de la organización construyeron una red de voluntariado para ayudar en los barrios más desfavorecidos. «Ayudábamos a gente a hacer la compra, sacar a los perros o comprar medicinas», relata Bordes.
Ahora, ante esta situación extraordinaria, no han dudado en comprar botas de goma y palas para colaborar en las labores de limpieza. «Nos hemos dividido en varios grupos. Unos han ido este miércoles a Paiporta para despejar calles y llevar agua a los vecinos«. Este historiador cuenta que es imposible llegar en coche, que tienen que dejar a unos 2 kilómetros del municipio. «Luego hay que andar unos 40 minutos con las palas y las garrafas hasta llegar». Por el momento, no han podido llegar a Picaña, aunque esperan hacerlo en los próximos días.
También están recogiendo enseres y alimentos no perecederos en su local antes de trasladarse a las zonas afectadas. Las imágenes que han visto han sido desoladoras, pero, según comenta, esto ha unido más a la gente. «La respuesta ha sido una pasada y muy rápida», señala.