Suite información. Pedro Ignacio Altamirano. Ginebra, 15 septiembre 2024. Los ricos no son culpables directos de la pobreza o desigualdad social. La verdadera responsabilidad es de los gobiernos, no de los ciudadanos, tengan lo que tengan. Son ellos los que gestionan los impuestos y la gestión de dinero público, que en contra de los que dicen algunos socialistas españoles que “los dineros públicos no son de nadie”, es de todos y cada uno de nosotros aportados con los impuestos que pagamos.
¿Os imagináis una administración española, sin tantas autonomías en un mundo cada vez más global, sin televisiones públicas sin contenidos, entre tantos canales y plataformas privadas?. Unos políticos que para asesorarse, utilicen los magníficos conocimientos técnicos de los ministerios y no de una caterva de asesores a 60 o 70 mil euros como mínimo cada uno. ¿Sabéis cuánta pobreza, cuántas viviendas sociales y cuánto se pueden mejorar los servicios públicos con ese dinero dispendiado?.
¿Sabéis cuanto nos cuestan las inútiles diputaciones provinciales, cuando con una correcta gestión comarcal convertidos en cabeza de partido y el resto de los pueblos en pedanías?. ¿Cuánto se puede invertir en centros de salud, policías, viviendas, transportes públicos y servicios comarcales?. En España es más importante dispendiar el erario público en mantener a amigos de partidos y una base electoral comprada con el dinero de todos, que en la mejora de la vida de los ciudadanos. Pero con culpar a los ricos tienen bastante.
La mayoría de las personas que han logrado hacer fortuna en España, son personas nacidas de familias humildes que, con muchos sacrificios, apuesta de sus ahorros y propiedades, han creado empresas, empleo y generado riquezas. No han sido corruptos que han llenados sus bolsillos a base de prebendas y corrupciones políticas. Es muy indigno que políticos de partidos señalados por la corrupción, señalen a los trabajadores que han sabido enriquecerse con su trabajo de ser culpables de desastre social español, cuando han sido ellos los verdaderos culpables de la peor gestión económica de la Unión Europea y de la más injusta desigualdad social.
Los ricos no son culpables
En Ginebra veo pasar por la calle Ferrari, Lamborghini, Maserati, y Porsche, sin que nadie los mire, porque la ciudadanía, la clase obrera, se pasea con Mercedes, Audi, Volvo o BMV. Donde le Impuesto, compres lo que compres es del 8.1%, lo que significa que el dinero es de la gente, para disfrute de la gente. Una sanidad de lujo PRIVADA, y es privada porque el salario mínimo es de más de 4.000 francos suizos y el seguro médico 500 al margen de una buena sanidad pública, la vivienda social garantizada y unos servicios públicos, incluida la educación, de primerísima calidad. Un país, donde la ciudadanía ni odia, ni envidia a los ricos, sino que los admira, respeta y trabajan muy duro para conseguir serlo también.
¿Dónde está el problema, pues, en los ricos y los impuestos, o en la mala gestión de los dineros públicos españoles y europeos, por unos políticos que sólo piensan en sus traseros y seguir viviendo de la política en vez de mejorar la vida de las personas?.
Que dejen ya de señalar a los ricos. Que un país serio, cuanto más ricos tiene, más riqueza genera, más empresas, más y mejores salarios y más calidad de vida y servicios públicos. A menos impuestos, más dinero en los bolsillos de la gente, que puede consumir más, generar más impuestos para unas arcas públicas bien gestionadas, en un país como Suiza, que no existen funcionarios públicos más allá de diplomáticos, militares y policías. En un país democrático que, para cualquier decisión que afecte a la ciudadanía se vota en referendo y se respeta.
En España hace falta más Lamborghinis y menos políticos e impuestos
Un país lleno de ricos y de Lamborghini, donde la educación básica y universitaria va acompañada de un alto nivel de educación cívica y responsable, con la que no es necesaria tanta policía, ni revisores en los tranvías o trenes, porque es impensable que nadie se suba sin pagar. Donde no se ve un papel en el suelo, ni una pintada fuera de lugar.
En definitiva, un país donde los gobiernos viven y dejan vivir a las personas, y estas viven y trabajan en paz, sin mirar si eres más o menos rico. En España hace falta más Lamborghini y menos políticos e impuestos.
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