REDACCION. Manolo Recio. suiteinformación .- Se vienen a la memoria multitud de matadores de toros de nombre Manuel: Manuel García Cuesta “El Espartero”, Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, Manuel Jiménez Moreno “Chicuelo”, Manuel González Cabello “Manolo González”, Manuel Vázquez Garcés “Manolo Vázquez, Manuel Ruiz Vázquez “Manolo Arruza”, Manuel Cortes De los Santos “Manolo Cortes”, Manuel Ruíz Regalo “ Manili” y tantos otros.
Volver ayer a la plaza de toros de Tarifa me trajo recuerdos de aquella primera vez cuando acudí a este lugar junto a mi padre para ver torear a Miguel Báez “Litri”, acompañados de un grupo inolvidable de aficionados y amigos onubenses. Todo estaba igual. Para lo bueno y también para lo malo; los más antiguos cosos taurinos españoles permanecen inalterables no afectándoles en casi nada el inexorable transcurrir de los años, si bien algunos se encuentran en total estado ruinoso de abandono, como es el caso de la coqueta plaza de Oviedo.

En tarde soleada con fuerte viento de poniente, tras siete u ocho años de clausura taurina, debido a la errónea y arbitraria decisión de unos munícipes tarífeños, muy empeñados en prohibir lo que legalmente debe ser autorizado, volvía a darse por fin una corrida de toros. Presentes las cámaras de Canal Sur, retransmitiendo en abierto el evento, bajo la magistral y agradable batuta de Enrique Romero y los sabios y expertos comentarios del maestro Francisco Ruiz Miguel. Gracias.
La afición demostró ayer, con su masiva afluencia a la plaza, que la tauromaquia está más viva que nunca en esta ciudad, universalmente conocida por la gesta de Guzman El Bueno allá por 1294. Salvó la tarde la tipología edificatoria del coso, que sirve para paliar la acción negativa del fuerte viento, el peor enemigo del toreo, ya que el ruedo y su piso de plaza se encuentran soterrados a considerable profundidad con respecto a la calle por la cual se accede. Muy buen encierro el enviado por Ricardo Gallardo para celebrar la reapertura de esta centenaria plaza de Santa María, inaugurada en 1889.
Bien podrían nuestros políticos, en vez de impedir los espectáculos taurinos, ponerse a la tarea de salvar y mejorar este inmenso patrimonio arquitectónico formado por las más de 1.700 plazas de toros españolas. Fuente Ymbro es garantía de bravura, casta y nobleza. Ayer quedó demostrado con saldo positivo de orejas y rabos cortados y que a continuación se detalla.
Se dieron cita, a plaza llena, los diestros Manuel Jesus Cid “El Cid”, Manuel Escribano y Manuel Ponce, que tomaba la alternativa. Imposible conseguir de la mejorable organización las reseñas con la información del orden de lidia, peso y nombres de los toros lidiados,por lo que no puedo ofrecer en esta ocasión al lector dato alguno sobre ellos, como es mi costumbre. El primer toro , cedido al alternativado Manuel Ponce, quedará en su memoria junto a la traición que le jugaron los nervios de la responsabilidad. Es comprensible. Como sus hermanos de camada, demostró fijeza desde su salida por la puerta de toriles. Cuando el presidente ordenó el cambio de tercio las banderillas brillaron por su ausencia. Desconcierto entre los rehileteros. Al final aparecieron las tres cajas y se pudo continuar. Brindis a su abuelo presente en el tendido. Una faena con más ganas y pundonor que cabeza, pero dejó a las claras que quiere ser alguien en este difícil mundo. Buenas tandas de doblones por ambos pitones que eran de lujo, dio como resultado una faena jaleada por sus paisanos pero malograda con la espada. Dos medias estocadas perpendiculares y delanteras con las que no consiguió pasaportar al astado. Tres intentos con el descabello, tras sonar un aviso. Vuelta al ruedo por su cuenta.
El segundo de la tarde correspondió a El Cid, un torero que ayer demostró quien fue y sigue siendo y que a su retorno, tras un merecido descanso, parece haber caído en el olvido para los organizadores de festejos de manera incomprensible. Su profesionalidad y buen hacer justifica sobradamente formar parte de carteles de primeras figuras, porque lo es. Recibo por verónicas lentas, suaves y con ritmo. Buen segundo tercio. Brindis al público. Medida faena de muleta, molestada por el viento,con varias tandas de derechazos en redondo rematadas con pases de pecho y trincherazos trazados con gusto. Dos pinchazos sin soltar y estocada . Dobló el bocel cuando sonaba el primer aviso. El toro fue aplaudido en el arrastre. Ovación para el buen diestro de Salteras. .
El tercero para Manuel Escribano remató en los burladeros de salida, metiendo la cara abajo. Lo recibió con una vibrante larga cambiada en el tercio, seguida de unos pases a la verónica de excelente factura. Segundo tercio a su cargo, colocando tres pares de banderillas de poder a poder perfectas en su ejecución, con lo que consiguió poner de pie al público asistente.
La faena de muleta fue muy complicada y de mérito, pues el toro repetía atendiendo con prontitud al toque, pero con un viento muy molesto que descubría al matador en cada pase. Con ayudados y la precaución necesaria, Escribano cuajó una fenomenal y complicada faena, rubricada con una gran estocada, que le valieron dos más que justificadas orejas.
El Cid con su segundo, cuarto de la tarde, demostró quien ha sido y quien sigue siendo. El de Fuente Ymbro se arrancaba a todo lo que se movía sobre el albero. Fue al caballo con decisión y empuje, humillando con clase. Manuel Jesús bordó el toreo con la muleta, con derechazos a compás abierto con hondura, mando y temple. Al natural consiguió varias tandas sublimes. El público sacó sus pañuelos solicitando el indulto para el buen toro de la finca “Los Romerales”, a lo que accedió, con buen criterio, el Sr. Presidente. Indultado. Dos orejas y rabo simbólicos para El Cid .
Escribano no se iba a dejar ganar la partida en el quinto. Recibo por verónicas y vuelta a parear demostrando sus excepcionales facultades para ello. Inicio de faena con varios pases cambiados por la espalda, mirando al tendido,a pies juntos y en la boca de riego. Con el viento amainado, el diestro de Gerena cuajó una excelente y segura faena que rubricó con varias tandas de templados naturales bien rematadas con molinetes, pases del desprecio y de la firma. Unas maneras de sentir el toreo de forma variada y alegre, transmitiendo, conectando con los tendidos y que remató con un soberbio volapié con el que consiguió una estocada de perfecta colocación y efecto. Otro buen toro de Gallardo. Dos orejas y rabo. Vuelta al ruedo al toro.
El sexto correspondía a Manuel Ponce. Quizá fuera el más intrincado del encierro. También de capa negra como sus hermanos, cornidelantero y astifino. Lidia complicada en los dos primeros tercios al derribar el caballo, tardándose en demasía para levantarlo, por lo que hubo que aguantar al toro junto a un burladero, donde se aquerenció e hizo más dificultosa su lidia. Faena de mérito con arrimón. Nervios a flor de piel por la responsabilidad de su alternativa. Alguien debiera aconsejarle, con la finalidad de evitar en lo sucesivo el tirar en un desplante muleta y ayuda. No parece demasiado ortodoxo. Con los chismes de comer no se juega. Respeto ante todo. Varios pinchazos y estocada al cuarto intento. La afición chiclanera quiere tener su torero por lo que sus paisanos presentes pidieron con insistencia la concesión de trofeos, a lo que el palco accedió generosamente otorgando dos excesivas orejas. Eso no ayuda. Ahora el joven Ponce tendrá obligatoriamente que esperar la tan ansiada llamada de unos empresarios poco dados en pensar que los nuevos valores, hoy postergados, son los necesarios e imprescindibles matadores del futuro. Y esto fue todo lo que puedo contarles, cercano ya el mes de septiembre, desde la histórica y acogedora ciudad de Tarifa. MR 28/8/23